Jean Claude antes de ser fotógrafo, fue peón de circo y participó en radioteatros y telenovelas vernáculas. Se define como un "captador del alma" de las personas y de las cosas.
10/01/2012 00:01 , por Héctor Brondo
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Obras de arte. Las fotografías impresas en tela fueron un ícono de su tiempo. Jean Claude es un artista (Martín Santander / La Voz).
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Tiene una sensibilidad enorme. Esa capacidad innata para responder a vibraciones sutiles le permite capturar el alma humana y la esencia de los paisajes, en una fracción de segundo. Juega y crea con la luz como los niños con el barro.
"La fotografía me entusiasmó porque me dio la posibilidad de expresarme y de seguir relacionado con el arte", cuenta Jorge Carda (66).
Antes de conmover con sus prodigiosas impresiones sobre tela, fue peón de circo e hizo segundas partes en ese pequeño mundo ambulante. También, como histrión, ganó cierta fama en el radioteatro y en las telenovelas vernáculos.
"De pendejo, soñaba con ser actor, pero me daba vergüenza decirlo por temor a que pensaran que era ramito", dice con picardía e impostando la voz.
Carda nació y se crió en un conventillo entre el cementerio San Jerónimo y el río Suquía, franja que hoy ocupa Villa Páez. La necrópolis municipal era su guarida favorita cuando jugaba a las escondidas. También, donde se rebuscaba unas monedas limpiando nichos y cambiándoles el agua a los floreros el Día de los Muertos.
Es el mayor de tres hermanos, hijos de un boxeador que peleaba por plata en Laboulaye y alquilaba botes en Carlos Paz y de una hija natural que se ganaba la vida colocando inyecciones. "A mi abuela la engañó un gitano de un circo y de esa relación nació mi mamá. Por eso le molestaba que me llamaran 'el gitano' y se enojó mucho cuando dejé el colegio para subirme a un circo", asegura. Tenía 15 años cuando murió su papá y decidió escuchar su vocación artística.
"Los domingos, cuando mis amigos se iban a la cancha o a 'hondear', yo ponía excusas para no acompañarlos y me iba a 'La Piojera", como se conocía al cine-teatro Colón, en Alberdi.
El bolo del debut. Hacía poco que usaba pantalones largos, cuando debutó, por casualidad, en teatro. Fue en Saturnino María Laspiur sobre un acoplado-escenario. En ese pueblo, el legendario Jaime Kloner presentaba un clásico del radioteatro: El león de Francia . Carda se ocupaba, entonces, de ordenar los libretos y de plancharle la ropa a Ana María Alfaro, a quien considera su segunda madre.
"Uno de los actores se le rebeló antes del estreno y el 'Ruso' me llamó y me dijo: prepárate pibe que en un rato debutás...", revive con excitación.
"Me sabía los libretos de memoria y vivía con la ilusión de que algún día me dieran un papel. Y llegó de manera fortuita", recuerda.
"Era un bolo chico. Tenía que decir: Majestad, ha llegado a palacio el capitán Felipe de Borgoña y la princesa María Inés de Lorena", cuenta y deja lugar al suspenso. "Cuando me dieron el pie, me quedé mudo y Jaime me pellizcó el culo para que largara... logré abrir la boca pero se me anudó la lengua... Casi me muero", relata y suelta una carcajada que contagia.
Después, interpretó Flor de durazno , El conventillo de la paloma y El guapo del novecientos , y participó en el suceso de Kloner, Juan sin ropa, el cimarrón . En esa época, adoptó el seudónimo Rolando Kent que poco después reemplazaría por Jean Claude.
–¿Cómo surgió el nombre artístico?
–Después de ver en cine una película con Jean Paul Belmondo y Jean Claude Brialy. Esos actorazos me partieron la cabeza y, por ellos, ese día decidí llamarme Jean Claude.
Otra casualidad. Cuando el radiodrama y el teleteatro empezaron a declinar, a principio de los '60, su amigo y socio Luis "Lucho" Scorda lo inició en la fotografía.
"Él trabajaba en Kaiser (ex Renault), donde hizo un curso de fotografía. Un día lo contrataron para una fiesta y como era tímido me pidió que fuera yo; no tenía idea ni de cómo agarrar la máquina", dice y el comentario suena increíble.
"No me siento fotógrafo. Más bien soy un captador del alma de las personas y de las cosas", se define.
Como pocos en el oficio, trabajó con casi todas las celebridades del espectáculo nacional y de la política local.
Además, retrató a Julio Iglesias, Charles Aznavour, Rafaella Carrá, Luis Miguel, Gloria Gainor, Tom Jones y a cuanto artista internacional pasó por la legendaria Taberna de Julio o los escenarios cordobeses.
En el '78, caminó por la peatonal con Brad Davis y fotografió a Robert Powell jugando a la pelota con chicos en la canchita de Canal 12.
También hizo reír con sus instantáneas en María Bizca (revista de humor cordobés) y calentó la sangre con las producciones fotográficas a modelos, vedettes y estrellas que desfilaron durante 28 años por Espectáculo hora cero , el programa de TV de Sebastián Campanella. "La fotografía me salvó la vida", resume.
Le ayudo a dar la última pitada de cigarrillo, le coloco los anteojos para sol y acepto una invitación a comer fideos con salsa de hongos.
Hace calor en Villa Allende, pero se soporta bastante bien a la sombra del enorme aguaribay que domina el patio.
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